Vivir a medias o del todo,
de lado, del revés o bocabajo.
Vivir despacio, deprisa, sin aliento.
Vivir en falso o a pecho descubierto,
a las malas y en los días mejores.
Vivir los cumpleaños y también los entierros.
Agarrarse a vivir hasta en los hospitales
o en las clases de griego.
Hasta que duela el tuétano.
Vivir sin ganas aunque sea,
porque ya llegarán
las vivas ganas de estar vivo de nuevo.
Vivir en los amores y en tu ausencia,
en la cola del paro y el trabajo.
En los libros, la mili, vacaciones.
Pero vivir, joder, ¡vivir!,
a pesar de estar vivos o tan muertos
como a veces estamos.
Vivir a todo trapo y para siempre
como si no cerrase nunca por derribo
la existencia. Enfermos de vivalgia:
supervivientes.
-Pedro Andreu-
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